Nuestra comarca se enclava en el sureste de la provincia de Córdoba, alzándose como una atalaya privilegiada en el corazón de Andalucía, un país serrano, boscoso y húmedo que rompe con los tópicos del sur, con esa monotonía llana y reseca con la que el turista o viajero asocia siempre a estas tierras. Con el río Guadajoz al norte y el Genil al sur, entre las campiñas occidentales andaluzas y las depresiones granadinas, la Subbética Cordobesa pone al alcance del visitante las principales ciudades de Andalucía: Málaga, Córdoba y Granada, a poco más de 1 hora de carretera.
Pero el milagro del agua no es sólo invisible. Se hace herida viva de la tierra en sus ríos, que atraviesan la comarca (esencialmente de norte a sur) forjando las comunicaciones y posibilidades agrarias de sus pueblos, ciudades y aldeas. Es el caso del río Salado, que surca el corazón del país alimentándose de otros cauces de raíz serrana como el Zagrilla. O también del río Caicena, que sirve de fundamento geográfico al pueblo de Almedinilla. En torno a ellos surgen bellas vegas cultivables, dónde encuentran acomodo, junto al bosque-ribera de tonalidades melancólicas, la hortaliza, el frutal, los sabrosos hijos de los sedimentos fluviales. Son estas vegas las que sirven de soporte a pueblos como Carcabuey, cabeza del río Zagrilla, o Priego, señorial capital de la comarca, que se alza con su Castillo y barrios típicos sobre una potente mesa tabular de arenisca, dominando el río Salado y concentrando los lazos que unen a las gentes del país.
A un modelado geológico kárstico rico en agua le corresponde un paisaje natural complejo y lleno de matices. La Subbética es un país de páramos de montaña de tradición ganadera, de bosques de encina, quejigo y alcornoque, dónde hasta no hace muchos siglos habitaban el lobo y el oso, el ciervo y la rica caterva de rapaces ibéricas. Es también escenario del bosque galería, de saltos de agua y de rincones llenos de vida oculta, bajo el tapiz reciente y hegemónico del olivar. Es un entorno de álamos y fresnos, de encinas y quejigos, de acebuches y enebros, también del membrillo y el almendro.